Cerbero y otras onomatopeyas insaboras.

Deberían morirse la radio , espacio entre los dedos de los pies, la incomodidad del bolsillo pequeño del jean, la cara a media pintar de las poco putas, el exceso de sonrisas de las meseras, deberían morirse las cadenas de los barcos, las maniaco depresivas que ven los talk show del medio dia mientras cocinan, los abogados sin vientre de madre, los pajaros que en realidad son ojos, el césped que nos hace levitar cuando drogados nos emborrachamos en el parque, deberíamos matar a los que no extrañamos, a los lentos conjuros de los curas en domingo, a su latin y a las promesas, matar a los lapices que siempre sabotean las comas, al vacio mal podrido, agua estancada, que llamamos alma, a la enfermera , a los doctores, a los reglones que nunca supimos respetar. a las companieras de clase que tenían el cuaderno al dia y se embarazaron de futuros prestados, a sus madres y a los padres que tan llenos de ceremonias mantienen sus vasos.

Elogiar en cualquier caso a las prostitutas que no besan la boca de los panaderos, a cuadernos cuadriculados que nunca iran a la guerra, a las cabelleras de infiernos cortos como estornudos de gato, a las almas que nos rondan. Pero, no podemos ni lo uno ni lo otro. Ni acordarnos de los muertos los hara bailar sobre la mesa, ni cocinar un fin de semana nos quitara del hambre del lunes. Sentirnos sumisos bajo la tierra, no es sindrome de humildad hacia los cielos.




Perder
Perder
Perder

y seguir perdiendo


peso
agua
aire
polvo

perder y perder mas el tiempo

jugar con adjetivos
sobre la palma de la mano

dar de comer a las aves
mordernos el cuello

Perder
perder
perder

seguire perdiendo
cabello
palabras


Cavernas
como aromas

de fetos sordos
y navajas con desvelos

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