Conversación


Se mantiene de una sola rama la ignorancia, meciendo el segundo en la punta de un lujurioso despertar. Como si una vagina goteara boca abajo, formando un mar en su interior. Dejar el charco bajo los ojos cerrados y abrir los labios, hundirse en el húmedo espacio. Las palabras llegaran. Las palabras llegaran como siempre virtuosas y tarde. Se entendería que por ello, capaz que, no se entiendan entre ellas por sus diptongos de ego y una que otra vespertina eufemismo en sus manos. Que no es más que grasa muerta en la garganta. Gota a gota se escucharan los gestos de las manos con otros gestos y dirán mas allá de las miradas. No sé, quizá se desarrolla un cuento aparte. Una historia que, aunque sin tema, tiene una centella boca arriba. Una vagina eterna de sabor.

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